En 2001 unas de las mayores explosiones pasó desapercibida.
El estudiante David Narkevik (con formación en la Universidad de
Virginia occidental) revisaba unos datos en el radiotelescopio. Se encontró con
una explosión de 5 milisegundos a una distancia de 1500 millones de años luz.
Fue una cantidad de energía inmensa, se liberó tanta energía, como la que
producirían 2 centrales nucleares durante 2 trillones de años. Esta anómala
señal fue descubierta por astrónomos que la desecharon, creyeron que era un
tipo de interferencia.
Matthew Bailes dijo: ‘’ Normalmente el tipo de actividad cósmica
a esa distancia es muy débil, probablemente saturó el instrumental. ’’
Las explosiones más terribles son las llamadas gamma-ray. Una
vez al día durante una fracción de segundo, a los pocos minutos, el cosmos nos
regala una explosión tremenda de una galaxia lejana. Así, el 23 de enero de
1999 observaron un impresionante punto de energía en la constelación del
Boyero.
La tierra fue alcanzada por 2 oleadas de radiación.
Durante 50 segundos pulsos más débiles, hasta que se hizo la calma.
Si hubiera sucedido a 2000 años luz de la tierra habría
aparecido una estrella más brillante que el Sol.
El universo es un lugar donde nunca hay calma. Cuando los astros
estallan se hacen tan luminosos como todas las estrellas de la Vía Láctea
juntas. Betelegeuse (una estrella de la constelación de Orión) estallará cuando
veamos el cielo tan brillante como nuestra Luna en cuarto creciente, esta
explosión indica el final de una estrella que es mucho más grande que el Sol.
El final de la existencia de la estrella se produce cuando el
hierro se forma en su propio núcleo, entonces, se deforma y explota. De sus
restos puede emerger un púlsar o un agujero negro.
Trabajo realizado por Ana Mateos y Rubén Martín.
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